Sevilla: El Gran Pollo de la Alameda. Como nació, creció y se resiste a ser comido

Entrevista a Jose Romero y Santiago Barber realizada por el G.A.S Grupo de Acción Social, a propósito de la presentación del libro. Cádiz, 2008

GAS* : El pasado viernes 11 de Enero se presentó en el CSA La Fabrika de Cádiz, el libro «El Gran Pollo de la Alameda. Cómo nació, creció y se resiste a ser comido. Una docena de años de lucha social en el barrio de la Alameda, Sevilla». Un proyecto editorial colectivo puesto en marcha por distintas gentes del barrio de la Alameda de Hércules (Sevilla) que narra de manera plural los procesos de transformación urbanística y recambio poblacional vinculados a la especulación inmobiliaria que vienen dándose en este territorio y del movimiento ciudadano de base que se genero a raíz de este fenómeno.

El libro relata desde dentro las luchas y resistencias a lo largo de los 10-12 últimos años.

A continuación la entrevista realizada a Mª Jose Romero y Santiago Barber del Consejo de Redacción y Editorial.

GAS- ¿Cuáles fueron las causas que os motivaron a elaborar este material?

Bueno, en primer lugar aclarar que este es un libro colectivo, donde participan 120 personas/colectivos, tanto escribiendo como aportando imágenes. Todo este material se ha concretado y sistematizado por un consejo de redacción de 17 personas que finalmente ha venido a dar formar al libro.

La ofensiva inmobiliaria ha venido arrollando Sevilla, como a tantas otras ciudades, con especial desenfreno desde el inicio de la década de los 90, al auspicio de las políticas neoliberales. Esto ha traído nefastas consecuencias para el tejido social (especialmente en los sectores más desfavorecidos) que habita las zonas urbanas de interés para el asentamiento de los capitales transnacionales. Paralelo a este proceso, y a causa de ello, surge un cuestionamiento y una rebeldía que da forma a una multitud de iniciativas que se suceden e incrementan en el tiempo.

Llega un momento en el que empieza a circular la necesidad de poner, pensar y colectivizar lo que hemos vivido como comunidad que habita un territorio, un barrio en este caso, tanto en relación a las propias prácticas políticas que se han puesto en marcha como a los cambios acaecidos en este entorno en los últimos años. Todo esto, esta especie de construcción de sentido colectivo y responsabilidad por la historia común se alían con nuestras ganas y el potencial político que vislumbrábamos a la hora de desarrollar un proceso tan inusual como este.

El camino emprendido nos brindó la oportunidad del aprendizaje a través de la autocrítica, del rescate de la memoria en pro de la generación de una historia polifónica, y el reto metodológico de la construcción colectiva al acecho del dominio; tanto de la autoridad externa y reconocible, como del interno por lo inconsciente de nuestros mecanismos de censura y poder verticales. (…)

(Para leer la entrevista completa en este enlace)